LA DECISIÓN.


A priori, parece más lógico pensar que alguien proveniente de otras disciplinas con menos salidas profesionales fuera de la docencia curse el Máster de Profesorado dentro de su especialidad con el objetivo de encaminar su trayectoria profesional en esa dirección y que probablemente esa fuera una decisión premeditada ya cuando se matriculó en esos estudios, dadas las escasas salidas profesionales fuera del campo de la docencia [Geografía e Historia, Historia del Arte, Filosofía, etc].

Viniendo yo de dónde vengo [Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas] la asociación es distinta, y la ubicación espacial suele estar en otro lado. Y he de confesar: en mi mente nunca estuvo ser profesora. Nunca hasta que surgió la posibilidad, hasta que lo vi como una opción interesante y atrayente.

Durante muchos años ejercer la docencia era algo que simplemente no me planteé. En primer lugar porque no me cautivaba la idea de dedicarme profesionalmente a enseñar a adolescentes y no creía que tuviera la motivación necesaria para dedicarme profesionalmente y responsabilizarme de su educación; y en segundo lugar, porque de manera general siempre he rechazado que el sector público fuera mi ámbito laboral.

¿Cómo se pasa de la nada al todo? Paulatinamente.

Mi primer atisbo de interés se produjo cuando en 4º curso de la Licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas me trasladé a Madrid  [hasta ese momento yo me encontraba estudiando en Segovia], con el objetivo de poder simultanear estos estudios con título de Técnico Superior de Asesoría de Imagen Personal en un instituto. Este título me había llamado la atención desde que conocí de su existencia, por lo que estaba muy interesada en cursarlo y en ese momento había pocos centros en España que lo ofertaran dada su reciente creación.
Y esa fue la primera ocasión, durante el curso, con la docencia de los diferentes módulos por primera vez me planteé que me gustaría estar al otro lado. ¿Cuál fue el quid de la cuestión?: qué los contenidos de los módulos me atraían como alumna y me interesaban tanto que me sugestionaba la posibilidad de poder transmitírselos a otras personas. Además al ser un título de segundo ciclo, los alumnos éramos mayores y estábamos más motivados por aprender y eso se notaba en nuestra actitud en la clase y hacía los profesores/as. En definitiva, mi imagen de la docencia cambio, ya la veía como la educación obligatoria en la que concurren adolescentes con interés por aprender con otros cuyos intereses no están de ningún modo dentro de la clase y que ejercer de elementos disruptivos, y además me permitiría enseñar unos contenidos concretos que me eran afines.

Con respecto a mi oposición al empleo público, se resolvió [aunque sigo teniendo determinadas objeciones pero también las tengo para el sector privado], de manera casual-causal he tenido la oportunidad de trabajar durante los últimos dos años y medio dentro del sector público a través de bolsas de empleos en labores no relacionadas con mi formación. Durante este tiempo he experimentado diversas sensaciones, por un lado aunque en ocasiones me invadía la sensación de estar “perdiendo el tiempo” por no propiciar mi desarrollo personal y profesional en los campos que yo voluntariamente elegí, por otro lado valoraba la ventajas y la calidad de vida que mi puesto en ese momento me proporcionaba.

Superadas pues mi reticencias iniciales, y contemplando ya la docencia como una posibilidad profesional, la decisión surge definitivamente cuando por motivos personales me traslado a Zaragoza en 2011.
Anteriormente había estado trabajando en una localidad que no dispone de Universidad, por lo que las opciones de cursar el Máster eran o desplazarme diariamente a alguna Universidad que lo impartiera o hacerlo a distancia, opciones que en su momento rechacé porque por tiempo era inviable ir diariamente y a distancia no convocaron plazas para mi especialidad.
Además como estaba desempleada consideré que era una oportunidad muy buena para realizar el Máster de Profesorado, y aprovechar el año, dado que no sabía si iba a tener oportunidades laborales durante este periodo y al mismo tiempo si los postergaba podía darse la posibilidad de que me surgiera un  trabajo que me hiciera imposible compatibilizarlo con el Máster.

En definitiva, la decisión surge como un vencimiento de mis reticencias iniciales a dedicarme al ejercicio de la docencia, el surgimiento de una motivación hacia la educación en  Formación Profesional, y determinadas circunstancias que han favorecido la oportunidad de cursar el Máster de Profesorado este curso académico.